Poner en el centro de la educación inicial la pedagogía y la política
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Abstract
Las políticas conservadoras/neoliberales han intentado, a lo largo de la historia del nivel inicial, despolitizarlo y vaciarlo de los debates filosóficos, políticos y pedagógicos que lo han atravesado desde su inicio. En ocasiones, poniendo al jardín en el lugar de guarda y al docente de cuidador, adjudicándole a la maestra jardinera una función aséptica, considerando que la mejor docente sería aquella que conoce muy bien las etapas del desarrollo infantil y realiza acciones para que el mismo se lleve a cabo lo más ajustado posible a la normalidad. Esta perspectiva produjo una psicologización de la tarea docente y la intensificación de la neutralidad y apoliticidad del rol docente, agudizando la disociación entre la teoría y la práctica.
Por otra parte, en ocasiones, se ha puesto el foco en lo didáctico-áulico, reduciéndolo exclusivamente a la dimensión técnico-instrumentalista de la didáctica, centralizando las discusiones del nivel inicial en la modalidad de trabajo áulico, aspectos necesarios e importantes pero no excluyentes de otras dimensiones como lo político, lo pedagógico, lo social y lo ético.
En el desarrollo de este artículo plantearemos la necesidad de recuperar la dimensión política del rol docente y la pedagogización del nivel inicial, entendiendo que la educación es una práctica que no puede ser neutral: sus acciones, sus métodos, sus objetivos siempre obedecen a una visión de sujeto social atravesado por su contexto. Partimos del reconocimiento que todas las decisiones institucionales y áulico-didácticas se fundamentan en supuestos pedagógicos que a su vez son producto de determinantes sociales, culturales e ideológicos.